República Democrática del Congo: “cuando ves a MSF, ves esperanza”

Annie Kashung, una doctora de la República Democrática del Congo pasó cinco meses atendiendo a niños en un hospital materno infantil en Sierra Leona.

 “Cuando ves a Médicos Sin Fronteras, ves esperanza,” dice Annie Kashung, una doctora que nació en la República Democrática del Congo (RDC). “Recuerdo que MSF trabajaba en la RDC cuando yo era pequeña. Siempre supe que era una organización humanitaria que proporcionaba ayuda a personas que la necesitaban. Por eso quise formar parte de ella.

Annie acaba de regresar de una misión de cinco meses en el distrito Tonkolili, de Sierra Leona, en donde atendió a niños con enfermedades como malaria y desnutrición severa.

Desde que Sierra Leona fue declarada como un país libre de Ébola en 2015, MSF también ha estado proporcionando apoyo a los sobrevivientes de esta enfermedad. Ahora, después de la epidemia que devastó al país en 2014 y 2015, Annie explica que actualmente los principales desafíos son la pobreza y la falta de acceso a atención médica.

“El país es tan pobre que no hay muchos servicios de atención médica de calidad. El sistema de salud es bastante reducido en muchos países de África, pero especialmente en Sierra Leona. La tasa de mortalidad es muy elevada porque el sistema de salud necesita ser mejorado.”

Annie explica que los pacientes a menudo caminan durante horas para llegar a las instalaciones médicas. Esto tiene un devastador impacto en los casos más críticos. “Nunca es fácil ver a personas que están muriendo, porque sabes que están muriendo porque vienen desde muy lejos y no tuvieron dinero para poder buscar atención médica antes de que su situación se complicara.”

“Este retraso en la búsqueda de atención médica se debe, en parte, a que la población de Sierra Leona suele confiar más en la medicina tradicional que en los médicos,” agrega Annie. “Las personas saben que la atención que ofrece MSF es gratuita, pero tardan en venir con nosotros porque creen que pueden curarse si consumen remedios tradicionales.”

 “Sólo podemos hacer nuestro mejor esfuerzo”

Aunque hay promotores de la salud de MSF que trabajan en algunas comunidades, encargándose de informar a la población local sobre cómo y en dónde pueden acceder a atención médica gratuita y de calidad, muchas personas siguen escépticas sobre la efectividad de prácticas que desconocen.

“Fue extremadamente difícil ver a padres o familiares llevarse a un niño a casa porque creían que la medicina que se les administraba era la que enfermaba al niño,” dice Annie. Ella recuerda el caso de Fatima una paciente de 3 años, que llegó al hospital con una malaria severa. Ella se había intoxicado con los remedios tradicionales que su familia había usado para tratar su enfermedad y que, a su vez, también provocaron una falla orgánica múltiple y desnutrición.

“Fatima estaba muy grave cuando llegó con nosotros. Ella pasó casi dos meses en el hospital y, durante ese tiempo, intentamos hacer que su familia comprendiera la seriedad de su caso. Fue un gran desafío. Eventualmente su abuelo llegó al hospital insistiendo que era una enfermedad espiritual, no física, y diciendo que tenía que ser atendida en la comunidad. Los padres de Fatima finalmente sucumbieron ante la presión familiar y salieron del hospital con el bebé. Casi tres días después de que se le dio el alta, Fatima murió.”

“Realmente me afectó,” comenta Annie. “Ella era una pequeña adorable con un brillante futuro por delante. Simplemente estaba enferma. Como doctor, intentas educar a la comunidad, pero también entiendes que un hospital no es una prisión y, por lo tanto, las personas pueden decir por sí mismas si quedarse o no. Les decimos que sacar al niño del hospital va en contra de nuestra recomendación médica. Pero sabemos que no podemos hacer todo, sólo podemos hacer nuestro mejor esfuerzo. El resto queda en manos de los padres.”

Frecuentemente hay desafíos inesperados que impactan el trabajo de doctores como Annie; desafíos que deben aprender a manejar. A pesar de todo esto, Annie dice que incluso durante los peores desafíos, el compromiso hacia su trabajo no disminuye.

“Trabajar con MSF me da la oportunidad de ayudar a personas vulnerables. Vamos a donde las personas están sufriendo, ya sea a causa de una guerra o desastre natural, y de verdad me da un motivo para continuar mi trabajo,” dice. “El humanitarismo es una cuestión de dar esperanza a las personas: si ven a un integrante o un auto de MSF, les da esperanza porque saben que hay una organización que se preocupa por ellos y les proporciona atención médica sin importar quién sean.”

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