Nigeria: respuesta a la crisis nutricional en el estado de Borno

Durante los últimos tres meses, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha distribuido 810 toneladas de alimentos en Maiduguri, al noreste de Nigeria; lo suficiente para alimentar a 26,000 familias durante dos semanas.
 
“Como es una organización médica, normalmente MSF no asume el papel de distribuir alimentos a las personas,” explica Phillippe Le Vaillant, jefe de misión de MSF. “Pero hay personas en desesperada necesidad. No había otras organizaciones interviniendo, así que, hasta hace poco, MSF se vio obligada a cubrir esa brecha.” 
 
Alrededor de un millón de personas que huyeron de la violencia y la inseguridad relacionada con el conflicto entre grupos armados y las fuerzas armadas de Nigeria en el estado de Borno, actualmente viven en Maiduguri, la ciudad más grande del norte de Nigeria. A pesar del aumento de ayuda humanitaria en los últimos meses, miles de personas en la ciudad aún necesitan comida, agua y atención médica. 
 

Campos olvidados

 
Muchas de las personas más vulnerables son los miles que viven en campos informales que no están reconocidos por las autoridades. Como resultado, ellos reciben poca o nada de ayuda. “Muchas personas vinieron a Maiduguri sólo con la ropa que traían puesta,” dice Le Vaillant. “No tienen prácticamente ninguna forma de ganar dinero, el precio de la comida no ha hecho más que duplicarse durante el último año, y años de violencia e inseguridad los han llevado al límite de su capacidad para hacer frente a esta situación”.
 
Además de gestionar dos grandes instalaciones médicas y dos centros de alimentación terapéutica para niños con desnutrición. MSF también lleva diariamente de 80,000 a 100,000 litros de agua potable a Maiduguri. Esta es una medida de emergencia para proporcionar agua potable a las personas antes de que una solución a más largo plazo pueda ser puesta en práctica. Los equipos de MSF también están construyendo nuevas letrinas, dan mantenimiento a las letrinas existentes, y rehabilitan pozos de agua en los campos en el centro de la ciudad de Maiduguri.
 

 Una relación letal

 
La necesidad de ayuda alimentaria probablemente aumentará aún más en marzo, cuando comienza la temporada de escasez anual y se agotan las reservas de las cosechas de bajo rendimiento. Pero el hambre no es la única amenaza que presenta la escasez de alimentos, la mala nutrición también debilita la capacidad de las personas para luchar contra infecciones como la malaria y la diarrea, que prevalecen más en junio, cuando comienza la temporada de lluvias. 
 
 “Hay una relación letal entre la escasez y la temporada de lluvias,” dice el médico Javed Ali de MSF. “Justo cuando comienza a fallar el sistema inmune de las personas y disminuyen los nutrientes en su dieta, aumenta el número de infecciones. Esto es especialmente difícil para los niños, y puede dejarlos muy vulnerables a desarrollar desnutrición severa con complicaciones.”
 
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De junio a octubre de 2016, este círculo vicioso tuvo consecuencias mortales para cientos de pacientes de MSF en Maiduguri. En agosto murieron 75 de los 369 niños admitidos al centro de alimentación terapéutica de MSF. En noviembre, a medida que disminuía la temporada de lluvias y las condiciones médicas de los pacientes se volvían menos complicadas, murieron 21 de los 250 niños admitidos al centro. 
 
“En el verano estuvimos abrumados por la cantidad de niños con desnutrición y complicaciones graves que requerían tratamiento,” dice el doctor Ali. “Aunque los factores estacionales nos han dado un respiro, esto no significa que la emergencia haya terminado. Sin un aumento significativo de ayuda por parte de organizaciones nacionales e internacionales, la situación podría empeorar el próximo año mientras que millones siguen desplazados a causa del conflicto.“
 
A lo largo del Estado de Borno, MSF gestiona 11 instalaciones médicas permanentes y sus equipos médicos realizan visitas regulares a cinco instalaciones más. MSF está preocupada por los cientos de miles de personas que han estado viviendo en áreas del estado a las que las organizaciones de ayuda no han podido acceder, y en donde carecen de agua, comida o asistencia médica. 
 

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