Mi décima misión junto a MSF

Don McCallum nos comparte sus experiencias de los 7 meses que vivió como coordinador de proyecto de MSF en la tercera ciudad más grande de Repúbloca Centroafricana: Berberati.

Más del 70% de las instalaciones médicas en República Centroafricana (RCA) han sido dañadas o destruidas a causa de la guerra desde finales de 2013. La gente depende ahora de Médicos Sin Fronteras, uno de los principales proveedores de atención médica en el país. A un mundo de distancia de su carrera como experto en impresión 3D en Sidney, Australia, Don McCallum nos comparte sus experiencias de los 7 meses que vivió como coordinador de proyecto de MSF en la tercera ciudad más grande de RCA: Berberati. 
 

¿Cuál es la situación en Berberati?

 
Yo describiría el sistema de salud de Berberati como un sistema que está casi en un punto de fracaso total. Hay una escasez de doctores, enfermeras y personal sanitario cualificados, y quienes sí trabajan, soportan pagos de salario irregulares y pobres condiciones de trabajo, que a menudo tienen como consecuencia una baja motivación y huelgas frecuentes. Por si fuera poco, los suministros médicos no siempre llegan, la promoción de la salud en las comunidades es bastante baja, la falta de infraestructura y una fuerte temporada de lluvias hacen que la movilidad sea extremadamente difícil, hay robos…la lista sigue. 
 
La inestabilidad que paraliza el país está exacerbada por múltiples factores históricos, religiosos y étnicos. La violencia extrema que asoló el país a finales de 2013 y durante 2014, causó que cerca de medio millón de personas de RCA buscaran refugio en países vecinos, y que otro medio millón personas fueran desplazadas internamente, de acuerdo con datos de las Naciones Unidas. 
 

¿Qué está haciendo MSF en Berberati?

 
Nuestros equipos apoyan a un gran hospital regional en la ciudad y cuatro clínicas rurales, brindan atención médica a aproximadamente 250,000 personas. También empleamos a unas 2,500 personas en nuestro personal nacional en RCA, haciendo a MSF uno de los principales contribuyentes de la economía local. Los trabajos con MSF, ya sea como doctores, enfermeras, técnicos, choferes, personal de limpieza y apoyo, son muy codiciados. 
 

¿Cuáles son las principales necesidades médicas? 

 
A pesar de que atendemos muchos casos de malnutrición, diarrea, infecciones del tracto respiratorio y sarampión, alrededor del 80% de las consultas están relacionadas con casos de malaria.
 
La malaria es la principal causa de muerte entre niños menores de cinco años, una estadística deprimente y prevenible. En 2016, Médicos Sin Fronteras tiene planeado contratar 60 trabajadores de salud de la comunidad para ayudarlos a luchar contra la malaria en la región. Les proporcionaremos entrenamiento para hacer pruebas de diagnóstico en comunidades locales y aldeas remotas, a atender casos sencillos y referir los casos graves a las clínicas.
 
 
Se realizará una gran distribución de mosquiteros en paralelo, ya que esta es una de las formas más sencillas y efectivas de prevención. La cobertura de vacunación en el país es muy baja. Es muy frustrante ver a niños morir de enfermedades prevenibles como el tétanos y el sarampión. Cuando estaba ahí, MSF vacunó a más de 60,000 en Berbérati contra el sarampión, polio, difteria,  tétanos, tos ferina, hepatitis B, influenza, enfermedades neumocócicas y más. 
 

¿Cuáles eran tus principales responsabilidades en el campo?

 
Soy un ingeniero mecánico, así que tengo una habilidad para resolver problemas. Esto me pone en una buena posición para trabajar como logista (o “log” como decimos en el terreno). Son los logistas quienes coordinan las infraestructuras y los suministros que permiten a los equipos médicos realizar su trabajo. Mi trabajo en Médicos Sin Fronteras me ha llevado a varios lugares: de la inestable Afganistán a la crisis de refugiados en Líbano, o a la emergencia de Ébola en Liberia.
 
MSF me dio la experiencia y el entrenamiento para desarrollarme como coordinador de proyecto; no sólo apoyando las actividades médicas, sino coordinándolas también. Como coordinador de proyecto en Berberati, era responsable de un equipo de 250 personas. Muchos integrantes de nuestro personal nacional tienen historias de cuando estalló la crisis de RCA a finales de 2013. Algunos me enseñaron sus heridas de bala, o me contaban sobre los amigos y parientes que perdieron. De vez en cuando, el personal nacional mostraba síntomas de trauma emocional, y yo hacía todo lo posible para apoyarlos. 
 

¿Puedes compartirnos una historia memorable de algún paciente?

 
Alrededor de 500 personas que forman parte de una de las minorías amenazadas habían recibido protección en el terreno de una catedral local desde 2014. En agosto de 2015, supervisamos el traslado de estas personas de regreso a sus suburbios. Les proporcionamos alimentos y atención médica para ayudarles a reconstruir sus destrozadas vidas.
 
Aunque la vida sea difícil, hay muchas risas y baile, partidos de fútbol, conversaciones mientras se bebe té, discusiones serias en vehículos de terreno mientras nos aventurábamos hacia las aldeas remotas dentro de la jungla. Y diariamente vemos a pacientes que salen del hospital, curados y rumbo a su casa a pie y en la parte trasera de las motocicletas. Vemos a niños que ganan peso día con día, y a madres junto a sus nuevos bebés. 
 
 

 

 

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