Chagas: ¿Atención integral para la enfermedad?

El chagas se considera una enfermedad silenciosa porque en pocas ocasiones la persona infectada presenta síntomas, y suele pasar desapercibido por la persona durante muchos años y solo se manifiesta cuando ya se ha desarrollado alteraciones cardiacas o digestivas.

Según datos de la OMS[1] se calcula que entre 6 y 7 millones de personas en alrededor de 21 países de América Latina están infectadas por el Trypanosoma Cruzi, un parásito que causa la enfermedad de Chagas y que se transmite principalmente a través de un insecto, o vector, conocido en Bolivia con el nombre de “vinchuca”. La vinchuca se encuentra presente en aproximadamente el 60% del territorio boliviano.
 
Esta enfermedad es considerada una enfermedad silenciosa debido a que en pocas ocasiones la persona infectada presenta síntomas, por lo que no se diagnostica durante el periodo de infección reciente, y en el cual resulta más efectivo el tratamiento; sino que suele pasar desapercibido por la persona durante muchos años y solo se manifiesta cuando ya se ha desarrollado alteraciones cardiacas o digestivas. Se calcula que alrededor de 30% de las personas infectadas por éste parásito desarrollarán alteraciones cardiacas mientras que un 10% desarrollarán alteraciones digestivas. Frecuentemente la persona muere sin saber la causa.
 
Médicos Sin Fronteras (MSF) implementó desde 1999 proyectos en varios países, iniciando actividades en Honduras, Nicaragua, Guatemala, México, y desde el 2002 en Bolivia. Hasta el 2013 se atendieron alrededor de 8 mil pacientes.
 
A partir de finales del 2014 se decide cambiar de estrategia con la apertura del proyecto de Monteagudo (Chuquisaca), donde se busca mejorar el acceso de la población a la atención de la enfermedad con el apoyo al Ministerio de Salud en la creación de un modelo replicable y que garantizara continuidad. Se decidió dejar de hacer atención directa y se cambió por apoyar al ministerio en un modelo que fuera replicable, sostenible, y bajo su liderazgo.
 
A nivel internacional se han logrado importantes avances en los últimos años, como la disminución de las infecciones mediante el control del vector. De igual forma se ha avanzado en Bolivia, con disminución en el número de personas infectadas y de viviendas con presencia de vinchuca, de cerca del 55% en 1999 a una tasa de infestación del 2,1% en 2015.
 
En 2006 se logró la aprobación de la ley del Chagas en Bolivia, donde se declara de prioridad nacional. A pesar que han pasado 10 años, continúa pendiente su reglamentación para que sea realmente efectivo.
 
Persisten muchos retos para lograr una atención integral de la enfermedad de Chagas en Bolivia. De acuerdo a cifras del Programa Nacional de Chagas la frecuencia de la enfermedad de Chagas entre las personas tamizadas en el 2015 en Bolivia fue del 33,3% (23.717 positivas / 71.162 personas tamizadas), mientras que solo el 9,7% fueron tratadas (2.317 personas).
 
El acceso al diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad sigue siendo un problema nacional que solo se podrá solucionar si se garantiza su implantación sistemática en las estructuras de atención primaria.
 
A nivel de control vectorial también se presentan dificultades, debido a los recortes en el presupuesto que limitan el número de técnicos y voluntarios para fumigar las casas infectadas con la vinchuca; a lo que se suma la resistencia al insecticida del propio insecto que transmite el parásito de Chagas.
 
El hecho de que el Chagas sea una enfermedad olvidada asociada a la pobreza, explica la falta de inversión por parte de los laboratorios internacionales en el desarrollo de tests rápidos para el diagnóstico y medicamentos adecuados para el manejo de la enfermedad.
 
Actualmente solo existe un proveedor capaz de fabricar y exportar el medicamento principal, Benznidazol a Bolivia, lo que tiene consecuencias en relación al coste del tratamiento por paciente, genera frecuentes problemas de abastecimiento y limita el acceso al tratamiento en varias de las zonas endémicas.
 
Por último están los pacientes con complicaciones de la enfermedad, ese 30-40% de los pacientes con problemas cardiacos o digestivos, que asumen el elevado costo de su enfermedad.
 
Todos estos retos hacen de la enfermedad de Chagas no solo una enfermedad silenciosa sino olvidada, donde se necesitan la inversión de más recursos que permitan una atención integral y simplificada, a un menor costo.
 
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